Después de una cálida bienvenida, nos dirigimos a comer algo. Las calles son terracería, las casas son pequeñas e improvisadas.
–Estamos en un pequeña manzana a la que todos llaman “la estación” en Sn. Lois, Arizona, un lugar a donde llegan todos los nuevos a recuperarse del viaje y a hacer su primer contacto con el primer mundo que, como veras más adelante, no hay mucha diferencia–
Tenía razón, al caminar por esas calles, había mucho silencio, un niño pequeño sin zapatos ni pantalones jugaba con un cochecillo de juguete sobre el patio de una casa, el patio era de tierra, al otro lado una mujer lavaba su ropa en un lavadero de mármol que se encontraba descansando sobre un montón de piedras.
Eso no se parecía en nada a las películas que veía desde niño, no había autos costosos, ni tiendas de “todo a 1 dólar”, no había vagos predicando el fin de los tiempos a cada esquina, ni siquiera un solo taxi amarillo con vivos negros.
– No te sorprendas- Comentó Oscar – En la estación no hay ni un solo “wero” como les llaman aquí –
– Este lugar no les importa, solo vienen a revisar de vez en cuando para que su gobierno esté tranquilo, pero en realidad a nadie le importa lo que suceda aquí –
Llegamos a una casa con un estilo colonial, pero muy vieja, las paredes de color blanco opaco, manchadas por todos lados y algunos trozos rotos, protegían el patio del que sería mi refugio por un par de semanas.
El desayuno: unos huevos revueltos con jamón de pavo, ¡nunca había probado cosa más deliciosa! De hecho, no había probado nada en tres días; el desierto no es un paseo por el parque...
– Y bien, ¿cómo son las cosas por aquí? –
– Tú tranquilo, ya habrá tiempo de todo –
La ansias me comían por dentro, el escozor en el estómago no me dejaba pensar en otra cosa, ¿cómo sobrevivir? Apenas podía entonar algunas palabras en el idioma local, no llevaba ya ni un dólar y mis conocimientos académicos no servirían de nada en un país en el que no eres una persona como los demás.
Al terminar de comer, hemos salido a caminar de nuevo por el lugar.
– Muy bien Alan, te explico cómo será todo esto – me decía Oscar mientras caminábamos por un callejón que me recordaba demasiado a las colonias más pobres de México.
– Como ya sabrás, este lugar se llama la estación, y eso es porque nadie se queda aquí, solo es para darles tiempo a que se recuperen, luego hay que conseguir hospedaje –
– Tendrás solo 13 días para aprender muy bien el idioma y salir de aquí, cada dos semanas viene la migra y revisa casa por casa que no halla ni un solo inmigrante –
Caminando por las calles del lugar veo rostros familiares y no de sangre, sino de patria, Oscar guarda silencio un momento como tratando de adivinar mis pensamientos.
– Cuando estas lejos de casa, ellos se vuelven tu familia – comenta después de una breve pausa. Aquí se hablan varios idiomas, pero muy pocos hablan inglés, espero que hallas practicado tu ingles porque solo podemos estar unos diez días aquí, recuerda que te has tardado 3 en cruzar el desierto, eso ha quitado tiempo.
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[--AlexBlog--] The future is now!!
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